No todo lo que rodeaba el mundo del auriga eran rosas. Había también un mundo oscuro y diabólico que vagaba por el trasfondo de los ludi circenses.Las prácticas mágicas y los envenenamientos de rivales inmediatos estaban a la orden del día en el mundo que rodeaba las carreras.
En efecto, los aurigas poseían, aparte de su pericia como conductores de cuadrigas, conocimientos que usaban en ocasiones para vencer o importunar al rival.de ahí su fama de brujos y de expertos envenenadores. Las fuentes dan testimonio del uso frecuente de artes mágicas con esta finalidad. Así, se usaba la magia para «in curriculis eques debilitare, incitar, trigaré«(debilitar, incitar, retrasar los caballos en las carreras).
Por eso, algunos aurigas despertaban rumores de hechicería ante una serie de continuos éxitos.La maldición dirigida contra el auriga rival o contra sus caballos recibía el nombre de devotio. Era una fórmula estereotipada, con una serie de atenuaciones, restricciones y condiciones, escritas en lengua vulgar (mezclando a veces el griego y el latín, bastante frecuentemente con errores léxicos y gramaticales) que invitaba a las fuerzas subterráneas a hacer morir, torturar o » ligar» (es decir, paralizar física y / o anímicamente) a la persona indicada. Frecuentemente, se añadían al texto dibujos enigmáticos y signos mágicos.
Esta fórmula se grababa sobre una lámina metálica, habitualmente de plomo. La elección de este metal tenía una doble causa. Por un lado, el metal consagrado a Saturno (divinidad hostil a los hombres) aumentaba la eficacia del maleficio. Por otro, la hoja de plomo podía ser fácilmente doblada o enrollada, ocupando menos espacio (como aparece frecuentemente, en forma de pequeño volumen).
Después de haber sido escrita, la maldición se entregaba a las divinidades infernales mediante su colocación en una tumba, bajo la vigilancia del fallecido, siguiendo ciertos ritos destinados a aumentar su efectividad.Se conservan muchas de estas tablillas (tabellae defixionum), aparecidas principalmente a lo largo de las vías, por ser el lugar donde normalmente se ubicaban las tumbas, y cabe destacar los hallazgos en la vía Appia de Roma. Una de las tabellae defixionum más conocidas proviene de Hadrumetum (Túnez), y fue encontrada en la tumba de un niño. Esta tableta es de plomo, y mide 11 por 9 cm. Está grabada por las dos caras. Sobre una de ellas está el siguiente texto :
adiuro et demon qui / cunque
/ bi ex anc ara anc di / i ex oc moment, ut eques / prasini et albi crucials / Ocide, et agitatores Cla / Fòrum et Felice et Primu / lum et Romanum Ocide / collada, neque spiritum illis / lerinquas; adiuro et / per eum qui et resoluit / temporibus deum Pelagi / compliment aerium IAW Iasdaw / ooriw .. ahia.
«Te conjuro, demonio, cualquiera que seas, y te pido que desde esta hora, desde ese día, desde este momento, tortures y mates a los caballos de los Verdes y los Blancos, y hagas chocar y mates a aurigas Claro, Félix, Prímula y Romano, y no dejes ni el espíritu para ellos, te conjuro a través de este que te desató para siempre, el dios del mar y del cielo. «Sobre la otra cara se encuentra grabado un demonio con una cresta de gallo sobre su cabeza. Con su mano derecha sostiene un vaso con asa y con la izquierda, un largo pie rematado en una lámpara, quizás un incensario.
Está de pie sobre un esquife o barco pequeño. En su pecho puede leerse su nombre (Baitmo / rbita / to). Para algunos autores sólo son palabras mágicas (Antmo / arait / to). Tras él hay grabadas palabras mágicas de significado desconocido (Cuigeu / censeu / cinbeu / perfleu / diarunco / deasta / bescu / berebescu / Arure / baxagra).
Sobre el esquife se encuentran los nombres de Noctiuagus, Tiberis, Oceanus, quizás pertenecientes a caballos. El sentido de la inscripción queda suficientemente claro: el autor, seguramente un auriga perteneciente a la factio russata o veneta, recurre a la ayuda de un demonio para eliminar a los aurigas y los caballos de la factio prasina y albata. Para protegerse contra estos maleficios, los aurigas recurrían frecuentemente a todo tipo de amuletos, como campanillas colgadas del pecho de sus caballos, como puede apreciarse en el mosaico emeritense del auriga Marcianus.
También podrían considerarse amuletos, aunque no exclusivamente de los aurigas, las monedas contorniatas, la finalidad desgraciadamente se desconoce. Es posible que fueran amuletos lanzados al público a principios de los juegos (con lo que estarían relacionadas con el ceremonial de la pompa circensis), existiendo quizás la creencia de que su posesión favorecería la victoria de la facción a la que se apoyaba, especialmente las que contenían escenas referentes al circo o aparecían decoradas con la cabeza de Alejandro Magno, a quien se atribuía una virtud de protección contra la magia. De este modo, su función seguiría siendo la de amuletos, aunque cambiaría su poseedor: ya no sería el auriga, sino el público que contemplaba la carrera.
Por otro lado, las contorniatas eran un importante medio propagandístico del Senado (ya que eran acuñadas por la prefectura urbana, magistratura ligada al Senado), mediante las cuales la aristocracia intentaba ganarse los favores del pueblo.Tan alto grado de superstición era normal entre profesionales y el oficio comportaba un gran riesgo de perder la vida en cada carrera. También se encontraba en otros profesionales del ocio cruento, como los gladiadores o los venatores.
A veces, los aurigas no se limitaban a esperar pacientemente que las divinidades infernales cumplieran lo que con tanto interés les habían pedido en las tabellae defixionum. No debían ser raros los casos en que el auriga tentaba la suerte intentando perjudicar al rival o a sus caballos mediante el uso de venenos. Llegaban incluso a ir a expertos envenenadores en busca de ayuda, o para aprender su oscuro oficio. Digo tentaban a la suerte porque el auriga que fuese sorprendido en la práctica de la magia con intención de dañar a otras personas era inmediatamente condenado a la pena máxima y ejecutado. Un alto precio por la búsqueda de fama y notoriedad en los ludi circenses.