nemesis tarraco

En la mitología romana Invidia (Némesis), era una diosa-personificación de la venganza y de los celos. Su aparición estelar en la literatura romana es a las Metamorfosis de Ovidio, donde es descrita exactamente como los griegos imaginaban a su diosa de la venganza, Némesis. Así es como las personificaciones griegas de la venganza divina y los celos quedan fusionadas en la mitología latina en una sola entidad.

Era la diosa de la justicia retributiva, la venganza y la fortuna, y castigaba a los que no obedecían a aquellas personas que tenían derecho a mandarles, sobre todo, a los hijos desobedientes a sus padres, al tiempo recibía los votos y juramentos secretos de su amor y vengaba a los amantes infelices o desgraciados por perjurio o infidelidad de su amante.

Como deidad primordial no está sometida a los dictámenes de los dioses olímpicos, y castiga sobre todo la desmesura. Sus sanciones tienen usualmente la intención de dejar claro a los hombres que, por su condición humana, no pueden ser excesivamente afortunados ni deben trastocar con sus actos, ya sean buenos o malos, el equilibrio universal.

Se la suele representar con una corona y a veces con un velo que le cubre la cabeza; suele llevar una rama de manzano en una mano y una rueda a la otra. La flor del narciso le adornaba también la corona como símbolo del mito de aquel joven orgulloso enamorado de su propia belleza (en el que Némesis también aparece). También se la representaba con alas para expresar la velocidad con que atendía todas sus funciones, así como armada con antorchas, espadas y serpientes, como instrumentos de su venganza.

No queda muy clara su genealogía, ya que según Pausanias ha sido descrita como la hija de Océano, y por su parte, Hesíodo la cruz hija de la oscuridad y la noche (Érebo y Nix) mientras que el dramaturgo Eurípides afirmaba que su padre era Zeus.Uno de los mitos más famosos aparece en los Cantos Cipris, donde se habla de la unión de Zeus y Némesis: el dios del cielo la perseguía, y para librarse se de él Némesis tomó formas de monstruos marinos y de diversos animales terrestres. Finalmente se transformó en una oca. Zeus transmutado en cisne la consiguió, y fruto de esta unión la diosa puso un huevo que fue recogido por unos pastores y entregado a Leda, que lo cuidó y de él salió Helena de Troya.

Pocas veces se la encuentra representada en acuñación imperial, principalmente se encuentra en monedas de Claudio y Adriano (como en el sestercio de Adriano de la imagen inferior).

 

 

Por su carácter vengativo, en época romana se considera además protectora de legionarios y generales victoriosos, así como de los gladiadores y venatores, de ahí que en muchos anfiteatros se encuentren altares para rendirle culto, tanto con imágenes de la diosa (como el de Tarraco), como con exvotos en forma de vestigios (huellas de los pies) grabados en placas (como ocurre en Itálica, donde además la inscripción:  «Avrelivs loiiticvs Nemesi praesenti»).


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