mosaico teatro romano
Después de los ludi circenses y los ludi gladiatorii, el teatro (ludi scaenici) era otra de las diversiones de los romanos. En realidad, el teatro no dejaba de ser un juego en el que se mezclaba la música, la danza y la expresión de las situaciones mediante gestos y movimientos; de aquí el nombre de las pantomimas y los mimos (de hecho eran los únicos espectáculos donde se estaba permitido que actuasen las mujeres, que contribuían sin pudor a la obscenidad de los espectáculos y que estaba en muchos casos equiparadas a las prostitutas.
 

Se tocaban todos los temas, comedias y tragedias, pero los favoritos del público eran, sobre todo, los eróticos.

Los juegos se ofrecían como parte de un festival, y durante la República tuvieron gran difusión. Pero con el Imperio comenzaron a cambiar y dejaron de tener un cáliz tan clásifo, dramático, pomposo y solemne, para convertirse en una pantomima en la que la trama se extendía mediante el gesto y la danza, y no por la palabra, formándose desde entonces la tradición del caricato.

 

En el caso de Tarraco, antes del inicio de los juegos, se hacían unas procesiones que comenzaban en el Foro y acababan en el Teatro, lugar en el que se reunía la población y se celebraban los espectáculos escénicos (ludi scaenici), danzas y representaciones teatrales que acostumbraban a acompañar a las principales ceremonias religiosas.

Cada año, los nuevos ediles y duumvires tenían la obligación, por separado, de pagar tres y cuatro días respectivamente de celebraciones de este tipo, complementadas o substituidas por luchas de gladiadores y carreras de caballos.

Es importante señalar que el momento en el que el cristianismo se convierte en religión oficial del Imperio, uno de los primeros espectáculos que quedan suprimidos y prohibidos son los ludi scaenici, sobre todo por el hecho de que participaban mujeres y la visión que se tenía de ellas.


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